En el canto del amor,
se envuelve la ternura,
la ternura más pura,
que es lucero y es sol.
La ternura que engendra
el árbol de la vida,
la que hace que uno aprenda
lo que nunca se olvida.
La ternura infinita,
la que todo lo abre,
la que nada la imita,
la que ofrece una madre.
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